Por Normando Valentín
¿Qué les parece?
El diccionario define absurdo como algo contrario a la lógica o a la razón. De eso tenemos de más en esta bendita isla. Con una simple mirada a los eventos noticiosos nos damos cuenta de que no existe coherencia y por ende nada va a cambiar realmente.
Durante el fin de semana pasado, el PPD celebraba por todo lo alto la reorganización de sus estructuras de “servidores” populares en las distintas agencias públicas. Hasta el nombre es irónico, pues, aunque quiere hacer referencia al término de servidor público, realmente es una alusión de que están para el servicio partidista. Lo festejan con fotos y estribillos. Es la perpetuidad de un esquema que como buen comején se comió lo que era buen gobierno. El PPD tenía la oportunidad de hacer algo distinto. Desmantelar esas estructuras. Permitir que los empleados comenzaran a funcionar sin el virus del partidismo. Podían ser distintos a su hermano azul. Nacarile. Eso no ocurrió.
Como advertí hace meses, la partidocracia es muy temerosa a perder o ceder el control. Así que no espere mucho de esos caballos, independientemente de quiénes sean sus respectivos jockeys.
Otra locura trascendió el lunes. El Senado de Puerto Rico abrirá el próximo 18 de abril, su propia oficina en la capital federal. Lo interesante es que el Gobierno ya tiene otras dos oficinas. La de la comisaría residente, que ocupa Jenniffer González como integrante del Congreso de los Estados Unidos, y la de la Administración de Asuntos Federales (Prfaa) que responde a La Fortaleza.
La excusa es que Prfaa no está cumpliendo con los alcaldes y legisladores por lo que se tiene que crear una nueva oficina. O sea, no funcionan y en lugar de hacer algo para corregir el asunto su mejor alternativa es crear otra oficina. ¡Tremendo! Ahhh, el presupuesto que tendrá la nueva dependencia se anunciará ese día, guardando el asunto como si fuera un secreto de señoritas. Así somos.
Las cosas en Educación están color de hormiga brava. Entre la llamada reforma y el cierre de escuelas, los nervios están nerviosos. Doña Eva Ayala, una educadora veterana y probada, perdió la tabla y escribió lo que no debió. En este juego siempre gana el que tiene los mejores argumentos. Se tienen que poner las cartas sobre la mesa y explicar las razones para combatir el cierre de escuelas, que da la impresión de que fue tomado a la ligera y sin las consultas necesarias a los alcaldes y otros allegados. Buscar una buena estrategia, así como datos para probarle a la gente que la reforma es mala.
Llevamos años sumergidos en los mismos problemas. Llevo 28 años de carrera periodística y les puedo recitar las quejas de inicio de clases. Son las mismas, independientemente de quien administre el sistema.
Además, nuestros niños siguen presentando un rezago dramático en su aprendizaje. Algo se tiene que hacer. Si esto no es, pues presentemos una alternativa. El ofrecer un “galletazo” no era. Aunque quiera llamarse libertad de expresión, que no lo es, o estribillo de protesta, la frase solo abona a una larga lista de malos ejemplos glorificados desde la música urbana hasta malas costumbres culturales. Nuestra sociedad no puede seguir con andanadas de violencia. Así no se resuelven las cosas ni se combaten. Lo peor del asunto es que le brinda la excusa perfecta para victimizar a la secretaria y darle un segundo aire. Craso error que ha sabido capitalizar Keleher.
En estos asuntos, la profesora Aida Díaz luce más en control. Así que mi consejo es, agrúpense y traigan una buena estrategia para salir adelante.
Ayer en vistas públicas, el presidente de la Junta de Gobierno de la Autoridad de Energía Eléctrica volvió a defender el salario del director ejecutivo de esa corporación pública, Walter Higgins III. Poco importa la opinión pública, poco importa lo que piense el gobernador. Este señor llegó, no da cara ante nadie y sigue disfrutando de un súper salario para actuar, al fin y al cabo, como agente liquidador.
A veces da la impresión de que el calor del trópico afecta a la gente a niveles del absurdo. ¿No les parece?