El día que nos hicimos una nación: García Padilla visita a Oscar López

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Por Daniel Nina

El pasado sábado, 4 de octubre, sin haberlo anunciado, el gobernador de Puerto Rico, Alejandro García Padilla, fue a la cárcel federal de Terre Haute (tierra alta, en español), en el estado de Indiana, y se reunió con el preso político puertorriqueño Oscar López Rivera. Fue bajo la convicción moral y colectiva de que dicho encarcelamiento, luego de 33 años, para una persona por actos no violentos “es excesiva”. Más aún, destacó el Gobernador, por vía de comunicado de prensa, que “comparecía a dicho encuentro, en representación del pueblo de Puerto Rico”. En otras palabras, no se trató de un yo singular, sino de un yo colectivo. Nosotros el pueblo, como bien reza la primera oración de la Constitución del Estado Libre Asociado de Puerto Rico.

La importancia de este encuentro la desconocemos. Se trató de una visita oficial. El Gobernador solicitó permiso como gobernador de la Isla para ver a uno de sus ciudadanos más afectado por un hecho que se reconoce hoy como injusticia. El Gobernador no fue a verlo como abogado privado, pues esto sería en violación a la Ley de Ética Gubernamental. Tampoco fue a verlo como amigo. Fue a verlo como gobernador, y considerando que Oscar López Rivera es ciudadano de Puerto Rico, según se reconoce desde el Tratado de París de 1898. Esta gesta, entonces, tiene un significado monumental: en ausencia de Estado, solo se es ciudadano de una nación.

Valoremos pues los lenguajes escondidos del acto realizado por el Gobernador el pasado sábado. Es por esto que cobra tanta importancia el hecho de el Gobernador haya pronunciado que iba en nombre de ese colectivo social llamado el Pueblo de Puerto Rico. No es algo poco significativo, lo reiteramos, es la afirmación de una voluntad llamada pueblo, que representa una identidad diferenciada, sea la nación, y que valora a sus hijos e hijas como ciudadanos de Puerto Rico.

Siendo una visita oficial, entonces, pidamos ahora una transcripción de lo que el gobernador García Padilla y Oscar López Rivera conversaron. Se trata de una conversación no privilegiada, donde nosotros, la nación boricua, éramos parte. Por lo tanto, merecemos saber de qué hablaron. ¿Por qué? Porque nos ayudaría a entender las formas y las maneras en que los sujetos nacionales, los cuales son soberanos, se van conformando.

En su acto, el cual es un dato histórico y único en su clase, el gobernador Alejandro García Padilla, se consolidó como jefe de Estado. Esto muy a pesar de no tener Estado, soberanía e independencia. Cosas veréis.

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