A UN AÑO DE EXCARCELACIÓN – Por Oscar López Rivera

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El año entre 5/17/17 y 5/17/18 ha sido para mí el más intenso y el más rico en experiencias que he vivido en mi vida.  El primer día, sin siquiera haber podido salir del apartamento de Clarisa, comencé a oír bellas voces entonando canciones y gritando consignas y mi nombre.  Y al salir del edificio me encontré con una multitud de caras lindas de niños (niñas), jóvenes y adultos dándome la bienvenida a la Patria.  A medidas que fui acercándome a la verja comenzó la gente a estrechar mis manos, a tratar de abrazarme y besarme.  Y yo al tratar de expresarles mi gratitud me sentía tan conmovido que a penas las palabras salían de mi boca.  Pero al gentío comenzar a cantar a Verde Luz para despedirme pude apreciar la gran fuerza de amor que hay en el corazón boricua.

De allí partimos para el lugar donde mi familia inmediata, la extendida y amigos(as) de mi niñez me esperaban para el desayuno.  Fue otro momento de mucha alegría, amor y sorpresas.  Ver caras que hacía décadas que no veía y algunas que ya ni podia identificar me trasladaron  a mi niñez.  Las conversaciones parecían no tener fin.  Y para completar desde Cuba me llamó el compañero Fernando González Llort quien estaba acompañado de un nutrido grupo de compañeros(as) para darme la bienvenida y expresarme su apoyo y su amor.  Oírlos(as) fue algo tan conmovedor que de nuevo por poco me quedo sin palabras para expresarles mi gratitud y mi amor.

Durante la tarde fueron muchas las conversaciones que pude llevar a cabo.  Una que no puedo dejar sin mencionar fue la que tuve con el Presidente Nicolás Maduro.  Pude dejarle saber que  para los(as) boricuas que amamos la justicia y la libertad la injerencia del gobierno estadounidense ni en Venezuela ni en ningún otro país hermano es aceptable y que lucharemos par poner fin a tan nefasta practica. La fiesta grande se celebró en Río Piedras y el espacio se llenó de música y de alegría.  Lo mas que llamó la atención de todos(as)  fueron los(as) niños(as) que pasaban de manos en alto a manos en alto hasta llevarlos a las manos del los(as) compañeros(as) que estaban a cargo de la seguridad para que tomaran fotos conmigo.  Y verlos(as) tan alegres y sonrientes me hacía pensar que ellos(as) eran el futuro de nuestra Patria.

Mis viajes a la diáspora comenzaron el día después y no  han parado.  Llegar a Chicago fue como si hubiera llegado a mi segundo hogar.  El gentío que me recibió en la Casita de Don Pedro comprobó que mi gente en Chicago no me había olvidado.  De allí fuimos al Hombolt Park donde izé la bandera de PR en un poste con un rótulo de la callecita que tiene el nombre del pelotero boricua Javier Báez y el mío.  Y desde allí caminé hasta el Boat House donde pude hablar y expresarle la más profunda gratitud a todos(as)  por el apoyo  y la solidaridad que nos brindaron a los(as) pp’s boricuas.  Me alegro mucho ver a tantas caras de compañeros que hacía años no  veía y de miembros de la comunidad palestina y africana americana.Los viajes continuaron.  Fui a California primero.  En el Bay Area se llevó a cabo una actividad de celebración de nuestra puertorriqueñidad para darme su bienvenida. 

Fueron los(as) niños(as) tocando, cantando y bailando bomba y plena los(as) que nos ilustraron que hay boricuas para un largo futuro.  Y al poder compartir 5 días con mi nieta Karina y con Clarisa ello completó mi sueño de que algún día estaría junto a ellas fuera de la prisión.  También experimenté gran alegría al poder compartir con miembros de Prairie Fire y de ex-prisioneros(as) políticos(as) estadounidenses que siempre han apoyado la lucha por la independencia de PR. Fui a NY para la Parada Puertorriqueña y pude hablar en Hostos Community College y en varios sitios más.  La parada fue toda un éxito contrario a lo que los medios y los que solo fomentan odio y miedo habían dicho iba a ocurrir.  El Comité de la Parada nos dio un buen ejemplo de la importancia de no sucumbir a las exigencias de aquellos que con su capital pretenden comprar nuestra dignidad y nuestra puertorriqueñidad.  Le dejaron ver que nuestra dignidad e identidad boricua no se puede comprar. Despues vinieron los viajes a Hartford y a Springfield y Holyoke. En las tres ciudades  se llevaron a cabo actividades de mucho amor y de solidaridad.  Tuve la oportunidad de estar con veteranos de la guerra en Vietnam y con consejales boricuas bien jóvenes.  La compañera en Hartford, su esposo y los demás compañeros hicieron un trabajo fenomenal.  De nuevo pude apreciar lo fuerte que es nuestra identidad nacional y el amor que hay por nuestra Patria.  Podemos afirmar que Puerto Rico es la Tierra Prometida de todo(a) boricua.Uno de los viajes que más me sorprendió fue el que hice a St. Paul, Minn.  El Dr. Fiol me invitó a visitar esa ciudad.  Al principio cuestioné si valía la pena ir a esa ciudad, pero al llegar y encontrarme con jóvenes boricuas nacidos allí, hablando español y expresando su interés por Puerto Rico me di cuenta que había hecho la mejor decisión.  El último viaja fue a Boston y Worcester, Ma.  En esas dos ciudades encontré instituciones y proyectos creados por boricuas que debemos crear donde quiera que estemos viviendo.  Fui super bien recibido.  Las raíces boricuas estaban en todos los sitios que visité.  Hay que felicitar a todos(as) los(as) boricuas que han creado y mantenido todos esos proyectos.  También hay que continuar desarrollando más y más unidad entre la diáspora y Puerto Rico.

Durante el año hice cuatro viajes a otros países.  El primero fue a Nicaragua donde fui recibido con mucho amor y pude participar del Foro de Sau Paulo y del 38vo aniversario de la victoria gloriosa de Frente Sandinista de Liberación Nacional. Lo que más me sorprendió fue la Nicaragua que encontré.  Un pueblo con una juventud bien preparada y dinámica, y con una proyección de futuro bueno.  A pesar de todo el daño que la injerencia del gobierno estadounidense y su guerra para apoderarse de Nicaragua le causara al pueblo es obvio que todo fue un ejercicio fútil.  Después fui a Sochi en Russia.  No fue un viaje muy fructífero, pero se pudo lograr algunos contactos buenos y bastante solidaridad para la lucha por la independencia de PR.  En noviembre viajé a Cuba.  El tiempo que pasé en Cuba fue todo un sueño hecho realidad y más.  Poder compartir tiempo con el compañero Fernando pudo haber sido suficiente para hacerme feliz.  Pero pude compartir con René, Gerardo, Ramón y Antonio, ello me llenó de alegría y de esperanzas para nuestra lucha por un mundo mejor y más justo. Lo que se me hizo posible lograr fue mucho.  Desde el viaje a las diferentes provincias, el recibimiento y la solidaridad que se me brindó en todas, conocer a los(as) presidentes(as)  de ellas, el poder visitar el Mausoleo del Che y el del Comandante Fidel Castro Ruz en Santiago me ayudaron a tener una mejor apreciación de lo efectiva que ha sido la Revolución Cubana.  Para completar pude visitar la Plaza de la Revolución y el Memorial a Jose Martí, y para el colmo poder visitar, acompañado por Fernando, al Presidente Raúl Castro.  Lo  último que pude hacer fue visitar la Misión de PR en Cuba. Mi último viaje fue a Venezuela. Los 4 días que pase en Venezuela estuvieron repletos de muy valiosas experiencias.  Me encantaron y me hicieron feliz todas las experiencias que allí viví.  Tuve el gran honor de recibir una réplica de la espada del Libertador Simón Bolívar, de visitar su mausoleo y su casa.  También tuve el honor de saludar al Presidente Nicolás Maduro y de entregarle un CD que el Embajador de Venezuela en PR, Jesus Sevillano le envió.  Pude compartir con la Presidenta de la Asamblea Constituyente, Delcy Rodríguez y recibir de ella una bella hamaca – que he usado – y con ella participar de una conferencia de prensa.  Quedé muy impresionado con ella y sé que el futuro de Venezuela está en buenas manos.  Siento una enorme gratitud y mucho respeto por el buen trato que recibí de la compañera María José.  Espero poder visitar a Venezuela en el futuro pero con más tiempo.

Desde mi llegada a Puerto Rico he dicho que he venido a luchar y a trabajar.  No he podido lograr todo lo que me había propuesto hacer pero sé que he dedicado la mayor parte de mi tiempo a la justa y noble causa que he escogido servir.  He logrado llevar  a cabo algunos conversatorios y  trabajar en algunas comunidades pobres y marginadas.  Durante todo el año no he dejado de afirmar que podemos descolonizar la Patria y transformarla en el paraíso edénico que tiene el potencial de ser.  Continuaré viviendo en resistencia y lucha. 

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