“El gobierno de Estados Unidos quiere la jaula y no los pichones”

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Por Oscar López Rivera

En noviembre de 1988 la Asamblea General de las Naciones Unidas aprobó la Resolución 43-47, que promulgaba que para la década de los 90 se hubiese logrado la eliminación del colonialismo en el mundo. Han pasado más de 29 años desde dicha resolución, y sin embargo el tema del caso colonial de Puerto Rico no se ha abordado, o siquiera mencionado en la Asamblea General. Durante el mismo período de tiempo, en Puerto Rico hemos estado enfrentando situaciones que amenazan nuestro futuro como nación. Puesto que sentimos que la Asamblea General de las Naciones Unidas ha mostrado poco interés por nuestra situación, y nos sentimos amenazados por lo que el gobierno de los Estados Unidos nos ha hecho y nos sigue haciendo, queremos se nos contesten las siguientes preguntas:

¿Por qué la Asamblea General de las Naciones Unidas no le ha dado seguimiento al asunto de la erradicación del colonialismo en Puerto Rico, según prometido en la Resolución 43-47, sobre todo si hasta el gobierno de los Estados Unidos ha dejado absolutamente claro que Puerto Rico es su colonia y que hasta tienen el poder de vender a Puerto Rico si así lo quisieran?

¿Es que acaso la aprobación de la Resolución 43-47 no fue más que otro ejercicio en futilidad para evadir enfrentar el asunto del colonialismo?

¿Será que es tan grande el poder y la influencia del gobierno estadounidense sobre los miembros de la Asamblea General de la ONU que han podido silenciar y paralizar cualquier medida hacia la erradicación del colonialismo en el mundo?

¿Es que acaso la Asamblea General de las Naciones Unidas ha decidido permitirle al gobierno estadounidense que continúe perpetuando el crimen del colonialismo en Puerto Rico?

Quisiera solicitarles a los miembros del Comité de Descolonización de las Naciones Unidas que consideren llevar a cabo un estudio e investigación de las nefastas actividades perpetradas por el gobierno de los Estados Unidos en Puerto Rico durante los pasados 120 años. Creo que podrán descubrir de primera mano lo verdaderamente destructivo y deshumanizante que es el colonialismo, y hasta dónde está dispuesto a llegar el gobierno de Estados Unidos con tal de tener absoluto control sobre Puerto Rico.

Desde el primer momento en que el gobierno de Estados Unidos invadió y ocupó [militarmente] a Puerto Rico, uno de sus objetivos principales ha sido despoblar la isla y destrozar nuestra identidad nacional, nuestra cultura, nuestro idioma, nuestra forma de vida, y cualquier otro rasgo que nos distinga como puertorriqueños. Ya en 1901 el gobierno de Estados Unidos forzaba a los puertorriqueños a emigrar a lugares tan distantes como Hawaii y el suroeste de los Estados Unidos, y desde entonces no ha cesado de forzar a los puertorriqueños a emigrar. La amenaza de despoblar a Puerto Rico ha sido particularmente evidente durante las pasadas tres décadas. El hecho de que la diáspora puertorriqueña se componga de sobre 5 millones de personas, mientras que en la isla viven poco más de 3 millones es prueba más que suficiente de lo acelerado que ha sido el proceso de despoblación en los últimos treinta años.

El proceso de despoblación que está ocurriendo conlleva otros problemas para el futuro de nuestro País, puesto que la mayoría de los puertorriqueños que se han visto forzados a emigrar son profesionales con una sólida preparación académica y experiencia de trabajo. Son por lo general personas jóvenes, lo que significa una fuga de cerebros que Puerto Rico no puede sustituir. Por otro lado, los que se quedan pertenecen a una generación más vieja, lo que prácticamente imposibilita que se reproduzcan nuevas generaciones.

¿Por qué están emigrando tantos puertorriqueños? La razón principal es que la economía de Puerto Rico es disfuncional, gracias a las políticas e ideologías del gobierno estadounidense y de las instituciones bancarias. Se ha tornado disfuncional porque no puede generar nuevos empleos y no le permite a Puerto Rico desarrollar su propio mercado interno. Por lo tanto, cualquier capital que se genere en Puerto Rico termina siendo transferido a los bancos de los Estados Unidos. Puesto que no se estaban generando ni se están generando empleos, la industria bancaria estaba urgiendo al gobierno de Puerto Rico a emitir bonos para pagar sus deudas. También se le alentaba a privatizar algunas de las corporaciones públicas más productivas y necesarias, tales como la Puerto Rico Telephone Company, el aeropuerto, el tren urbano, el sistema de peajes de las carreteras, y los hospitales públicos. Uan vez estas corporaciones se vendían, a los puertorriqueños no se les informaba en qué se empleaba el dinero que se había recibido por ellas. De pronto y sin aviso, a los puertorriqueños se nos dice que teníamos una odiosa y criminal deuda de $74 billones.

Para asegurarse de que dicha deuda se pagara, el gobierno de Estados Unidos impuso una Junta de Control Fiscal que sería la que decidiría cómo se utilizarían los fondos públicos que recaudara el gobierno de Puerto Rico. Es dicha Junta la que decide cómo se utilizarán los fondos. Su misión es utilizar los fondos públicos para pagar la odiosa y criminal deuda que acumuló el gobierno de Puerto Rico. Puesto que los puertorriqueños nunca fuimos informados de en qué se gastó el dinero [que ultimadamente ocasionó la deuda], [un sector] ha solicitado que se audite la deuda. Tanto el gobierno estadounidense como el de Puerto Rico se han negado a llevar a cabo una auditoría de la deuda. Los puertorriqueños tenemos todo el derecho de que se nos explique en qué se ha gastado el dinero que sale de nuestros bolsillos, pero hasta el momento no se nos ha aclarado nada. Lo que sí sabemos los puertorriqueños es que se han cerrado sobre 500 escuelas públicas, y cerrarán más durante el verano. También sabemos que se aumentará la matrícula de ingreso a la universidad pública, y que se eliminarán programas cuando comience el nuevo año escolar. Si la Junta de Control Fiscal lleva a cabo el plan que propone, el futuro de la educación pública está bajo grave amenaza. Recordemos que sin un sistema de educación pública viable y fortalecido, el desarrollo del recurso humano, que es el más importante, no será posible. Si esto ocurre, más puertorriqueños se verán forzados a emigrar.

Mientras esto sucede, los promotores de las inversiones de alto riesgo, los inversionistas y los desarrollistas vendrán a Puerto Rico a reemplazar a los ciudadanos puertorriqueños que han tenido que emigrar, y la “gentrificación” que ya es rampante en Puerto Rico será más intensa y acelerada. Llegarán más y más extranjeros [pudientes] para seguir construyendo el paraíso tropical al que aspiran. Y mientras esto ocurre, el gobierno puertorriqueño actual probablemente continúe ofreciendo más y más incentivos a los extranjeros para que inviertan y se muden a Puerto Rico. Y probablemente en unos cuantos años más, Puerto Rico se convertirá en otro Hawái. Si así fuera, entonces se habrá cumplido algo que advirtió don Pedro Albizu Campos sobre el propósito estadounidense: “El gobierno de los EEUU quiere la jaula y no los pichones”.

Pero a lo mejor no, porque hay puertorriqueños que jamás renunciarán a la lucha por un Puerto Rico libre y soberano, y para que cada puertorriqueño ejerza su derecho inalienable a la auto-determinación e independencia. Espero que este Comité de Descolonización nos ayude a conseguir esto último.

Ponencia del autor de la Fundación OLR Libertá ante el Comité de Descolonización de la ONU. Traducción para CLARIDAD por Sylvia Solá.

 

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