Con el machete en la falda

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Por Rafael Cancel Miranda
Doña Carmin Pérez y Doña Isabela

In honor of International Women’s Day, the National Boricua Human Rights Network dedicates this poem to all the women who have devoted their lives and continue to be faithful to the struggle for a independent Puerto Rico.

 

Con el machete en la falda

Por Rafael Cancel Miranda

 

Blanca Canales, Carmín Pérez,

Lolita Lebrón, Rosa Collazo,

Juanita Ojeda, Isabel Rosado,

no habría Patria sin ustedes.

 

Sin ese fuego del alma,

sin esa pasión de amor patrio,

sin ese corazón revolucionario,

moriría nuestra esperanza.

 

Tú, Dominga, heroica mulata,

que en Ponce salvaste la bandera,

pues no dejaste que al piso cayera,

prefiriendo te masacraran.

 

Tú, Adelfa, que piqueteabas solitaria,

hasta que un camión destrozó tus piernas,

pero aún así en tu sillón de ruedas,

continuabas marchando por tu Patria.

 

Tú, Evelina, tú Rosa Escobar,

que allá en las calles neoyorquinas,

confrontaban a la policía,

dando cara por nuestra comunidad.

 

Tú, María Mercedes, tú, Mariana,

Lola Rodríguez y tú, Isolina,

tú, mujer Cadete de la República,

todas son la fuerza de la Patria.

 

Carmín, Isabel, Doris Torresola,

las veo pistola en mano,

en defensa de Pedro Albizu Campos,

dispuestas a morir si era la hora.

 

He conocido tanta mujeres,

que por la Patria darían la vida,

unas confrontando la Marina,

otras afiliando sus machetes.

 

Doña Pupa, Carmín, Blanca Canales,

pitirres de alma boricua,

con la pasión de Alejandrina,

de doña Loida, Jayuya y Lares.

Y tú, Beatriz, guerrillera silenciosa,

clandestina en el amor,

que vas dejando una flor,

en cada alma que tocas.

 

Y tú, Miñi, ¿dónde estaba tu fragilidad,

cuando pistola en mano,

y con tu niño a tu lado,

dormías en el techo de Claridad?

 

Y usted, gentil doña Aida,

que no tira ni una piedra,

la vi cruzando la verja,

pasara lo que pasara.

 

Y a ti Rita y doña Josefina,

las veo en el frente en Nicaragua,

oyendo cañones, recogiendo balas,

cruzando los montes con los Sandinistas.

 

Y a ti, Martita, <<la cieguita>>,

que según cuenta la gente,

con tu bastón veinte-veinte,

bastoneabas la policía.

 

Y tú, lajeña y tú, pepiniana,

dos boricuas en la Palestina,

donde para salvar vidas,

a ser escudos se prestaban.

 

Y tú, Alejandra, ¿quién sabe de ti?

que en Chile diste la vida,

cuando las hordas pinochetistas,

asesinaron tu porvenir.

 

Y usted doña Luisa,

valiente viequense de amor y fuerza,

para usted nunca fue un juego,

sacar a la Marina de Vieques.

 

Y usted doña Leonides Díaz,

madre y revolucionaria,

que ni los dolores del alma,

le hicieron doblegar rodilla.

 

La mujer puertorriqueña,

siempre ha marchado al frente,

siempre ha dicho presente,

por su patria, por su bandera.

 

Unas veces caminando sola,

por los ríos y montañas,

con su machete en la falda,

y en su corazón, ¡la gloria!

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