Desde la orillita con Joelle

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La Familia de Ángeles
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Al Tribunal Supremo de San Juan, Puerto Rico entran dos damas erguidas, cartera en mano, maquilladas y bien vestidas.  Ambas tienen ese aire de gallardía que algunas veces acompaña a los juristas. A  todas luces podrían ser parte de un grupo de magistrados del interés público, líderes de la judicatura  o simplemente  dos ciudadanas llamadas al deber público de ser jurado. La realidad es amargamente  otra,  Ángeles Acosta y Carmen Milagros Vélez son dos  madres.  Dos mujeres  luchadoras, excelentes ciudadanas, responsables, profesionales y lesbianas que llevan un caso en contra del Estado para que se reconozca la adopción de Ángeles como madre de la hija biológica de Vélez, quien es profesora universitaria.  Si fuese denegada esta sería  la cuarta vez que  a la  peticionaria, se le cuartara  su derecho a declarar legalmente a su familia, compuesta de  su compañera Milagros y de la hija de ambas. “Ella es mi hija desde que nació y así me reconoce”, afirma Ángeles sobre la hija de ambas mujeres quienes mantienen una relación de pareja desde 1988.  A los ocho años de convivencia decidieron convertirse en madres, mediante el método de inseminación artificial. La mujer con voz entrecortada por la situación tan inusitada del caso asegura “hasta ahora solo me han conocido como la peticionaria del caso A.A.R , hoy conocerán a Ángeles Acosta”.

Ángeles Acosta es una sicóloga clínica especialista en niños con impedimentos,  una profesora universitaria y una madre a la cual los jueces del Tribunal Supremo de Puerto Rico le niegan sus derechos.  En la víspera, la mujer había decidido que mostraría su rostro para que los jueces y el país vieran su realidad,  la de una madre como cualquier otra.  Para explicar la gravedad del caso la mujer declaró que la ley le prohíbe  algo tan cotidiano como acarrear a su hija de un  lugar a otro.  “Tengo que solicitar un poder legal para poder transportar a la niña”.  Agregó que no podía ni llevarla al médico.

El Tribunal Supremo decidió, en una votación dividida, que  Ángeles  no puede adoptar a la hija biológica de su pareja, también mujer, sin que Milagros  pierda su vínculo jurídico con la menor. La opinión mayoritaria, fue emitida por la  jueza Mildred Pabón Charneco, quien basó la determinación en que el discrimen por orientación sexual no está prohibido en la Constitución. La  votación dividida  resolvió que el artículo 138 del Código Civil impide la adopción solicitada y que esta prohibición es válida. Los  otros jueces conservadores  que hicieron eco de esta desacertada opinión fueron: Rafael Martínez Torres, Erick Kolthoff Caraballo, Edgardo Rivera García y Roberto Feliberti Cintrón.
El juez presidente del Tribunal Supremo, Federico Hernández y las juezas asociadas Ileana Fiol Matta y Anabelle Rodríguez Rodríguez, así como el juez Luis Estrella Martínez, fueron las voces disidentes y apoyaron la petición de Ángeles. Sus  opiniones se basaron  en  que el artículo cuestionado no prohibía la adopción solicitada. También añadieron “no podemos ignorar el hecho de que este proceder nos aísla de lo que está sucediendo en el resto del mundo”.

Para afianzar su causa, Ángeles compara su lucha con la de los negros. Mirando hacia el edificio que alberga el Tribunal Supremo, la mujer confía en que prevalecerá con sus nuevos argumentos.  Esta vez su  moción abarca temas  como el  mejor interés y bienestar de la menor, la figura jurídica del segundo progenitor a cargo de la niña también conocida como Second Parent Adoption, la equidad  y también incluye argumentos constitucionales estatales y federales. Ella espera con firmeza y seguridad que al darle un rostro  a sus verdugos en ese foro legal, ellos  tomen  conciencia, se expresen de otra  manera  y que reconozca la diversidad e igualdad que existe en nuestra sociedad.
A esta epopeya jurídico-civil se ha vinculado otro “issue” paralelo al increíble caso de Ángeles, pues los cambios a la Ley 54 podrían ofrecer  una esperanza a estas dos mujeres que quieren legalizar su familia. El gobernador Alejandro García Padilla se ha pronunciado a favor de  someter  dos proyectos para darles “las protecciones adoptantes independientemente de su orientación sexual”, entre otros cambios a esta arcaica ley. Para el gobernador es importante hacer los cambios de la Ley 54 para que  estos sean cónsonos a  ley federal de Violencia Doméstica contra la Mujer. Por lo tanto es  conveniente  que el lenguaje de dicha ley en Puerto Rico garantice  la protección a todas las parejas, independientemente de su estado civil, orientación sexual y de su estatus migratorio. Irónicamente, lo  más importante para el gobernador  es no perder “las asignaciones federales”. Sin los cambios sugeridos por el gobernador  se pondrían en peligro unos $10 millones en asignaciones al Gobierno e instituciones que ayudan a las víctimas  de la violencia de género. Vale señalar que  tanto los ex gobernadores, Sila M. Calderón,  Pedro Rosselló, la alcaldesa de San Juan Carmen Yulín, los presidentes del Senado y Cámara de Representantes, grupos LGBTT y otras instituciones han declarado su sentir a favor de cambios progresistas a esta ley  para asegurar los derechos civiles y humanos de todos los ciudadanos.
El caso de Ángeles y Milagros  es extraordinario y altamente humano. Estamos frente a un atropello, donde no existen recursos legales para apoyar el derecho humano y civil que ellas tienen: legalizar su vínculo como familia. La familia es  un grupo social constituido por personas unidas por la sangre, el matrimonio o la adopción, caracterizado por tener una residencia común, cooperación económica, reproducción y cuidado de la descendencia. Estas  dos mujeres lesbianas son una familia en conjunto con su hija. Al someterse al escrutinio público, Ángeles ha dado un paso gigantesco, dándole una cara humana a este enredo político, jurídico y social. Cuando el presidente de EEUU,  Barack Obama en su discurso inaugural del  21 de enero de 2013 dijo, “nuestro viaje no está completo hasta que nuestros hermanos y hermanas “gays” sean tratados como cualquier otra persona en virtud de la ley”, seguro se refería a nuestras heroínas estas dos  madres lesbianas puertorriqueñas, Ángeles y Milagros.

por Joelle Gonzalez-Laguer, MFA —–
Foto [email protected] de  Primerahora.

Joelle González-Laguer MFA
Es Cineasta, Profesor y  Escritor.  Se ha desempeñado como catedrático de Cine y Televisión en New York City. Galardonado con  tres becas CUNY (Educational Development Grants) de desarrollo educativo que le permitió vivir en la Argentina y Cuba. Ex-Moderador y anfitrión del Festival de Cine de La Habana en Nueva York. Escritor, Productor y Director de  varios documentales.  Autor del poemario: Pitonisa de San Juan. Actualmente escribe una adaptación de ficción para el cine.

Nota del escritor.
En  mis años de crianza en Isabela PR, mi abuela siempre me decía “nene vete por la orillita”, eso ha sido  una gran enseñanza para este divagar por la vida. Cuando uno observa las cosas sin estar sumergido en el meollo del asunto, las situaciones se ven claras, diáfanas, sin prejuicio, así  mismo desde orillita, como un silente observador desde la  periferia. Consecuentemente decidí llamar esta columna,
Desde la orillita con Joelle.

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