La bandera de Puerto Rico adorna los quioscos de un festival en un callejón a las afueras de Miami. Una banda toca salsa y música folclórica mientras vendedores ofrecen artesanías y comidas típicas de la isla caribeña, como arroz con gandules y lechón. Una voluntaria trabaja en medio de la gente, armada con planillas de papel y una lapicera en las manos. En letras azules, las palabras “tu voto, tu voz, tu futuro” se destacan sobre su camiseta blanca.
La voluntaria, Marisol Zenteno, está buscando a personas como Shaimir Berríos, una joven de 28 años que se mudó recientemente desde Puerto Rico a Miami y aún no se ha registrado para votar en las elecciones de noviembre, lo que la convierte en una presa atractiva para las próximas contiendas de cargos legislativos y de funcionarios locales.
Shaimir, sentada en un stand de venta de jabones y tatuajes, llegó a Florida después de que el huracán María azotara la isla. Pronto planea votar por primera vez en una elección en Estados Unidos y está enfadada por lo que considera ha sido una respuesta insuficiente del gobierno federal tras la tormenta que devastó a Puerto Rico el 20 de septiembre. Ahora, aseguró, quiere expresar ese enojo en las urnas.
“La gente va a buscar el cambio porque nos afecta allá. Todos tenemos que tomar una decisión”, expresó tras completar las planillas de empadronamiento un domingo reciente.
Ser el foco de la atención política es algo nuevo para los puertorriqueños, que están acostumbrados a no tener mucha influencia. Aunque son ciudadanos estadounidenses, no pueden votar en los comicios presidenciales cuando viven en la isla, que es un territorio y no un estado. Su único legislador en la Cámara de Representantes tiene un poder de voto limitado y no tienen senadores. Sin embargo, su voto pesa igual que el de cualquier otro ciudadano cuando se mudan a un estado.
Activistas, políticos y encuestadores han motorizado sus maquinarias en al menos cuatro estados para encontrar personas como Shaimir, que por lo general no tienen afiliación política y por ser puertorriqueñas pueden votar. Los esfuerzos son más intensos en Florida, donde han llegado decenas de miles desplazados tras María, pero también se hacen en Pensilvania, Nueva Jersey y Connecticut.
En Florida, donde Donald Trump derrotó a Hillary Clinton por sólo 1% y la participación de los electores hispanos fue menor de la esperada, los puertorriqueños podrían marcar una diferencia en los comicios legislativos nacionales y en otras elecciones locales, dijo Susan McManus, una profesora de ciencias políticas de la Universidad del Sur de Florida en Tampa.
“Lo fundamental es que movilizar y sacar a votar a los puertorriqueños va a ser muy importante”, expresó.
Al menos 450.000 puertorriqueños se mudaron a Estados Unidos en la última década, el primer descenso de la población de la isla en la historia moderna. En la actualidad 3,4 millones de personas viven en Puerto Rico. No se sabe con precisión cuántas se mudaron de manera permanente, pero algunas estimaciones de universidades indican que podrían ser entre 115.000 y 200.000 personas. En Estados Unidos residen actualmente unos 5,3 millones de puertorriqueños, concentrados principalmente en el noreste del país y en Florida.
Un festival realizado recientemente en Kendall, un área del suroeste de Miami, es uno de los esfuerzos para movilizar a los votantes puertorriqueños. Los organizadores dijeron que no están afiliados a ningún partido y que como no están autorizados a registrar electores, pidieron ayuda a voluntarios de la Liga de las Mujeres Votantes, un grupo no partidario que desde hace décadas empadrona y concientiza en todo el país.
“Estamos trabajando para que la comunidad puertorriqueña haga escuchar su voz”, expresó la voluntaria Marisol Zenteno mientras se acercaba a una larga fila de personas que esperaban comprar lechón y arroz. “Pueden votar. Su voz es su voto”.
Pero a diferencia de Marisol, que no hablaba de política ni mencionaba candidatos, otros esfuerzos son abiertamente partidarios.
El Partido Republicano ha contratado a tres personas para que se acerquen a la comunidad puertorriqueña, defiendan la respuesta del gobierno de Trump tras el huracán y les recuerden a los posibles votantes que las autoridades federales ofrecieron una ayuda de 20.000 millones de dólares a la isla.
“Es un voto para nosotros importante porque podría marcar una diferencia”, dijo Yali Nuñez, portavoz del Comité Nacional Republicano.
El Partido Demócrata, por su parte, está registrando puertorriqueños especialmente en Florida, y tiene un programa de educación al votante que busca ayudar a desplazados y conseguir su voto, dijo el portavoz Francisco Pelayo. Latino Victory Fund, un grupo progresista nacional entre cuyos fundadores está la actriz Eva Longoria, también está trabajando para movilizar a personas que salieron de la isla tras María.
Otro grupo más conservador combina educación y política. The LIBRE Institute, financiado por los hermanos multimillonarios Charles y David Koch, lanzó a comienzos de año el programa “Bienvenidos a Florida”, destinado principalmente a los desplazados que llegaron al área de Orlando. Con un presupuesto inicial de 100.000 dólares, incluye clases de inglés, preparación para buscar empleo y educación sobre el proceso democrático.
“No hablamos de candidatos, pero sí de políticas públicas”, dijo César Grajales, director de Coaliciones de The LIBRE Iniciative, la organización matriz del Instituto.
En una noche de jueves reciente, unas 80 personas asistieron a tres clases de inglés diferentes en las oficinas de LIBRE en Orlando, parte de la región del centro de Florida donde la mayoría de los puertorriqueños se ha asentado.
Dinette Rivera, una de las estudiantes, llegó a Orlando pocos días después que María dejara sin electricidad y agua a gran parte de la isla pero dice que aún no ha conseguido trabajo como enfermera porque no habla inglés fluido. La mujer de 33 años, que arribó desde la población costera de Maunabo con su esposo y dos niños, manifestó que ya se registró como votante independiente y está deseosa de sufragar.
“Podemos escoger a alguien que nos pueda dar más ayuda”, expresó al término de la clase.
La gente que acude a esas clases también está en el ojo de los principales candidatos de Florida al Senado. Tanto el gobernador republicano Rick Scott como el senador demócrata Bill Nelson, han realizado actos de campaña en Orlando y han visitado Puerto Rico. Scott fue a la isla cinco veces desde María.
El gobernador de Puerto Rico, Ricardo Rosselló, quien se reunió con puertorriqueños en actos que él mismo convocó en las afueras de Orlando, ha instado a sus compatriotas que viven en Estados Unidos a que participen en los comicios de noviembre en estados como Nueva Jersey, Pensilvania, Nueva York y Florida, y que apoyen a candidatos que han respaldado a la isla y castiguen a los que no.
“El llamado es a que todo puertorriqueño se active electoralmente en los Estados Unidos”, dijo Roselló al anunciar una iniciativa para movilizar a los puertorriqueños.
En el festival callejero de Kendall, una de las puertorriqueñas que acababa de empadronarse dijo que ya está preparada para votar y castigar a Trump con su sufragio.
Aida Merced López, una jubilada de 74 años que atendía un quiosco de bisutería artesanal, recordó que el presidente enfureció a muchos puertorriqueños al arrojar rollos de papel a sobrevivientes del huracán, en lo que fue percibido como una falta de respeto.
“Ojalá en Puerto Rico pudiéramos votar. Si pudiéramos este tipo no estaría ahí”, expresó.