En el año 2003 visité por primera vez la comunidad puertorriqueña en el Paseo Boricua de la calle Division en Chicago. El motivo particular no lo recuerdo, creo que fue para la presentación de un trabajo poético musical con unos compañeros artistas de Puerto Rico. La fecha exacta tampoco la recuerdo. Sin embargo, lo que recuerdo perfectamente es la impresión que me causó la organización y el trabajo social y cultural que estaba llevando a cabo el Centro Cultural Juan Antonio Corretjer en la llamada ciudad de los vientos. De entrada me impactó el sentido patriótico con el que se trabajaba cada proyecto, incluyendo los trabajos de índole social y de salud. Quedé maravillado con el grupo de jóvenes que laboraban con tanto afán, hombro con hombro y con un gran orgullo para que los trabajos se llevaran a cabo. Todo eso y mucho más desde una sola plataforma, la de la identidad puertorriqueña. De regreso a la isla me traje en el espíritu ese sentido de trabajo comunitario y de lucha patriótica de ese grupo de puertorriqueños y puertorriqueñas en Chicago, que para ser honesto, no he tenido la experiencia de verlo, en esa magnitud, en ninguna comunidad de la isla.
Ese impacto me trajo de vuelta, no se si ese mismo año o el próximo, el 2004, esta vez para participar de la Fiesta Boricua de Bandera a Bandera. Posteriormente he visitado en varias ocasiones esta comunidad con motivo de esa Fiesta Boricua. Inclusive, este pasado año escolar 2009 – 2010, vine para trabajar como maestro de Historia de Puerto Rico en la escuela superior Dr. Pedro Albizu Campos. Aún con los contratiempos y las dificultades con el idioma y el choque frontal con un invierno que me congelaba la sangre, la experiencia fue muy buena. Estar todo un año trabajando dentro de esta organización que es el Centro Cultural Puertorriqueño Juan Antonio Corretjer amplió mi primera impresión y me llevó a una profunda reflexión sobre la educación, el trabajo comunitario, el desarrollo social y económico y la lucha por la independencia de nuestra patria. Se abrieron, con esa experiencia, nuevas perspectivas de lucha, nuevas visiones y estrategias y me reafirmé en mi visión de la educación pública de nuestros jóvenes como parte fundamental de los procesos de lucha y liberación de nuestro pueblo.
Dicho ésto, paso al objetivo principal de este artículo que es hacer un comentario sobre la 17ma Fiesta Boricua, celebrada el pasado 5 de septiembre en la que mi pueblo de Comerío tuvo una participación muy especial que aumentó en grado superlativo mi orgullo de ser comerieño.
En algún momento durante el año escolar, el Sr. José López, artífice e ideólogo de esta comunidad y quien no necesita presentación, me mencionó que este año quería inaugurar una sección dentro de la Fiesta Boricua que se llamaría “Lo mejor de nuestros pueblos” y que invitaría a partir de ese momento y cada año a un pueblo de la isla para participar de la Fiesta Boricua y traer, precisamente, lo mejor de ese pueblo.
No ha sido pura casualidad que Comerío haya sido elegido para inaugurar esa nueva sección dentro de la fiesta. No obstante, aunque la historia es interesantísima, la falta de tiempo y espacio me impide, amigo lector, contarla en este artículo. Lo que me parece más importante es el hecho que, por las reacciones que he recibido de personas que llevan viniendo a esta actividad año tras año, esta edición número 17 de la Fiesta Boricua ha sido muy especial. Más de una persona me ha expresado que ha sido la mejor de todas.
Dentro del marco de la fiesta se celebraron varios eventos. Entre ellos, la presentación del libro Desde Lares del Lcdo. Carlos Gallizá, figura prominente dentro de la discusión política de la isla de Puerto Rico y el reconocimiento a él como luchador por la independencia. También, se reconoció la presencia del Sr. Florencio Merced, quien ha sido parte importante dentro de esa lucha desde sus años de estudiante en la Universidad de Puerto Rico, como líder estudiantil y presidente de la Federación de Universitarios Pro Independencia (FUPI). También se dio clausura a la exposición del artista puertorriqueño Elizam Escobar, obra que estuvo expuesta en IPRAC por varios meses y de la exposición de fotografías que han aparecido en el semanario Claridad a través de su historia como periódico de la lucha por la independencia de Puerto Rico.
El sábado 4, víspera de la Fiesta Boricua, se celebró la Misa Jíbara, que incorpora a su ceremonia religiosa elementos de la cultura puertorriqueña a través de la música típica y la trova del país, dirigida por el Reverendo Padre Raúl Berríos quien llegó con la delegación comerieña. Fue un acto muy hermoso, espiritual y profundo que creó en el espacio del patio interior de IPRAC una comunión de hermanos y un lazo de unión y solidaridad entre los líderes y feligreses de varias parroquias católicas de la ciudad de Chicago junto con las demás personas que allí nos encontrábamos.
Inmediatamente después de la misa se celebró la Noche Puertorriqueña, una gala espectacular que reunió a más de cuatrocientas personas en una noche de cultura y orgullo patrio en el patio exterior del Instituto Puertorriqueño de Arte y Cultura (IPRAC, por su sigla en inglés). En ese espacio fueron reconocidos y homenajeados Carmen H. Lonstein, abogada y miembro de uno de los bufetes más prestigiosos de Chicago y comerieña, y el alcalde de nuestro pueblo de Comerío, soberanista y puertorriqueñista sin que le tiemble la mano, el Honorable José A. Santiago. El alcalde, por su parte, leyó una hermosa proclama declarando al Sr. José López hijo adoptivo de Comerío. También leyó una proclama similar reconociendo a Josefina Rodríguez (Fifo), además de reconocer a otras personas de la comunidad. El grupo de artistas que vino de Comerío deleitó al público con excelentes interpretaciones.
Ya dejé expuesto anteriormente las impresiones sobre la fiesta del domingo, la Fiesta de Bandera a Bandera. Permítame, amigo lector, hacer un poco de alarde. Mi pueblo de Comerío, mi delegación comerieña, hizo una presentación artística de primera. El Ballet Folklórico de Comerío, El Grupo Ecos de Borinquen con Miguel Santiago Díaz, el Grupo Yes, Papo Cocote y la increíble Tuna Trovera, dieron cátedra sobre lo que es cultura, puertorriqueñidad, solidaridad y patriotismo.
Me consta el sacrificio extraordinario que con lleva la celebración de estas fiestas boricuas en el Paseo Boricua de Chicago. El costo económico es impresionante; conseguir todo ese dinero requiere un esfuerzo monumental. El esfuerzo físico para la organización y la consecución de la fiesta es incalculable. Para la delegación comerieña el esfuerzo y el sacrificio ronda por el mismo camino, trascendió, como para el Centro Cultural Juan Antonio Corretjer, todos los esfuerzos posibles. Estoy absolutamente convencido que para ambos el esfuerzo, el sacrificio y el sudor ha valido la pena.
Espero que la comunidad puertorriqueña en Chicago sepa valorar ese esfuerzo, que sepan aquilatar en su justa medida el trabajo y el sacrificio de los organizadores de la Fiesta Boricua. Me consta que mi gente de Comerío regresaron extremadamente complacidos y contentos, agradecidos y orgullosos por haber participado en esta Fiesta Boricua de Bandera a Bandera, que es una sola bandera, la puertorriqueña. Se sienten inmensamente orgullosos de haber participado y de ser el primer pueblo de nuestra nación puertorriqueña que trajo a nuestros hermanos y hermanas, compatriotas en Chicago, lo mejor de su pueblo.
En lo que a mi se refiere, me inspira este Centro Cultural Juan Antonio Corretjer de Chicago, me inspira mi gente de Comerío, me motiva su orgullo y dedicación y su expresión patriótica de corazón amigo y solidario y ambos, el Centro y mi pueblo, me hacen sentir un orgullo sin límites para decir a pecho abierto: Yo soy boricua.
(a Raymond (RJ), Matt, Juan,Juanita, Carlos, Zoraida, Marisol, Elías, Rubén, Brenda,Gustavo,Jonathan, Judy y Vidia, particularmente, por el afecto, pero más por la solidaridad y el apoyo y a todos los maestros y compañeros de PACHS)
Por Carlos quiles
Para ver mas retratos Click: 17ma Fiesta Boricua 2010
