Y con gran nostalgia y sentimientos arraigados en nuestros corazones nos remontamos al 20 de septiembre de 2017. Una fecha que quedará inscrita con lágrimas en el pensamiento y corazón de cada puertorriqueño, de cada comerieño. Nuestro pueblo sufre el azote más inmisericorde de su historia. El huracán María llega como visita no deseada destrozando todo lo que encuentra a su paso.
Este pueblito hermoso enclavado en nuestras montañas, se siente herido inmisericordemente y no puede levantarse del fuerte golpe que le asestaron. Aún quedan latentes los días angustiosos vividos por todos. El río La Plata, como dueño que reclama lo suyo, se apodera de nuestro pueblo. Totalmente devastados perdimos materialmente lo que nos identifica como pueblo. Nos fueron arrebatados en un abrir y cerrar de ojos, servicios como la luz, agua, alimentos, accesos, comunicaciones. Quedamos a merced de la esperanza de que la ayuda llegaría. Acuartelados por todas las esquinas. Días angustiosos, que pensábamos era una pesadilla de la cual queríamos despertar. Pero con los primeros rayos del sol nos percatamos de la realidad que estábamos viviendo.
Nuestra casa mayor, la casa de cada comerieño, sufrió por tan inmisericorde quebranto. Tiendas, farmacias, escuelas, bancos, panaderías, restaurantes, alcaldía, oficinas municipales, nuestro casco urbano parecía haber desaparecido, debajo de tantos escombros. Pero nunca perdimos la esperanza. Nuestros campos perdieron su verdor, nuestros árboles perdieron su vestimenta, el coquí no se escuchaba. Pero el cielo se llenaba de
estrellas. Y allá en lo alto de la montaña, nuestro jíbaro desconsolado sufría por la pérdida de sus cosechas. Nunca nos habían herido tanto. Y en esta espera, en este ruego cotidiano se presenta la primera mano de ayuda que pudo allegarse. El ruido de las hélices de un helicóptero que se escuchaba, anunciaba que ya comenzaban a avistarse las ayudas que tanto necesitábamos. El Congresista Luis Gutiérrez, llegó con el abrazo solidario que necesitábamos. Fue el primer ruego hecho realidad. Momento imborrable de ese fuerte abrazo. Aquí estoy! Vamos a comenzar a levantar a Comerío! Qué gran amigo! y estoicamente comenzó nuestro renacer. Siguió la esperanza aflorando en nuestro pueblo. Y allá donde nuestros hermanos se han establecido en la llamada “Ciudad de los Vientos”, Chicago, se aúnan esfuerzos el gran amigo José López, el alcalde Rahm Emanuel, los integrantes de la agenda boricua en Chicago, las grandes amigas: Licenciada Carmen Hernández y Evelyn Hernández todos han dicho presente para brindar el hombro donde consolar nuestras penas. Sería difícil concretizar todo el respaldo que nos han brindado. Más de 140mil dólares han sido recibidos en distintas ayudas para invertirlos en la recuperación de nuestro pueblo. Pero más allá de lo material, el caudal de servicios brindados, exactamente no tienen cuantía.
Comerío nunca tendrá el tiempo, ni las expresiones necesarias para agradecer. Chicago su gente, han sido el ángel que nos ha cubierto con sus alas.
Hoy a 9 meses de la hecatombe vivida, nos queda mucho camino por recorrer. Todavía tenemos hermanos con sus hogares inhabitables. La desesperación, la ansiedad, y el desasosiego sigue reinando en muchos comerieños. Muchos decidieron tomar diferentes rumbos, pero cada ave que levanta su vuelo, posee la esperanza de volver a su nido. El pueblo de Comerío y yo, este servidor, nunca olvidaremos la entrega de nuestros hermanos de Chicago. Seguiremos hacia delante. Dios les bendiga siempre.
Alcalde del Municipio Autónomo de Comerío